sábado, 18 de noviembre de 2006

Herederos de la luna, Cap I.

Herederos de la luna
Cap I.
Criaturas de la noche.
(versión no revisada).

El sol se ocultaba bajo el cielo gris, la nieve blanca lentamente cambiada de colores, recorriendo tonalidades azules y moradas, anunciando la pronta oscuridad que invadiría la fría roca. El silencio tétrico helaba el cuerpo de los que recorrían, con cierto respeto, los altos y densos árboles sin vida. El tiempo nocturno parecía pasar mas lentamente que el del día, por lo que nadie se atrevía a recorrer caminos desolados después del atardecer, excepto aquellas criaturas nocturnas, que podían recorrer distancias mas cómodamente bajo la luna, y de vez en cuando asechar a alguna criatura indefensa.
Paunov era una de estas criaturas, un Avamp, de forma similar a un humano pero de cuerpos mas livianos y alta estatura, que por un destino cruel y una maldición antigua podían recorrer grandes tramos solamente de noche, antes del amanecer, ya que los primeros rayos del sol podían convertir su gruesa piel rápidamente en cenizas, por lo que calculaba muy bien los tiempos para caminar y buscar un escondite bajo tierra antes de que los primeros rayos del sol se asomaran tras las montañas.
Los viajes de esta criatura habían sido en solitario desde hacia años, Paunov se había separado de lo que el llamaba familia hace un largo tiempo atrás, pero semanas antes, cuando aun no cruzaba la cordillera de Silkin, solía toparse con una que otra criatura con diferentes intenciones, ahora estando en cirek, la ruta nocturna era desagradable y parecía que las únicas criaturas eran espectros que susurraban un sufrimiento eterno.
El joven Avamp camino largas horas, hasta que al fin escucho ruido de un pueblo cercano. Curioso, sin entender como no lo había visto desde la lejanía, se acerco en búsqueda de algún indicio de civilización, alguien que le dijera exactamente donde estaba.
Camino un buen tramo pero el ruido no subía ni bajaba su intensidad, pensó por un momento que estaba dando círculos sobre el lugar pero su brújula no podía estar equivocada. Abrumado por el sentimiento de decepción, decidió sentarse y comer algo que le despejara su mente, se saco su bolso y su sombrero de viajero, un sobrero ancho y redondeado, color negro, se hecho al suelo intentando ver las estrellas, se sintió frustrado al ver que la el cielo estaba nublado, se saco su larga espada de plata del cinturón y se acomodo entre las raíces de un árbol.
No supo en que momento ni como se durmió intentando despejar su mente, se despertó asustado con la idea de que de pronto hubiera amanecido y los rayos del sol hubieran comenzado a tocar rápidamente la tierra que lo rodeaba, pero se tranquilizo al darse cuenta que aun la oscuridad invadía el lugar, dio un suspiro y extendió su mano hacia su espada y su bolso para continuar el viaje al sur. Sus manos no encontraron su espada ni tampoco su bolso, como por reflejo se puso de pie y miro alrededor, no había huellas ni tampoco alguna señal de la criatura que le había robado.
Cerro sus ojos, por un breve momento, sonrió y salto hacia arriba girando en si mismo, en un rápido acto tomo dos suaves cuellos y los lanzo al suelo, al mismo tiempo que caían su bolso y espada.
-¡os dije que era una mala idea!- dijo una pequeña criatura, tratando de zafarse, envuelta en mantas y harapos negros, con una voz suave y dulce de niña pero que a la vez hacia sentir un miedo incomprensible en la mente de Paunov.
-bueno… si tan solo me hubierais hecho caso hermanita.-Dijo una segunda criatura con un tono de niño despreocupado, al mismo tiempo que se safaba de las manos del Avamp, y caia al suelo. Paunov observo que esta segunda criatura al igual que la primera vestía túnicas y telas harapientas, que le cubrían todo el cuerpo a excepción de dos ojos pequeños que brillaban en medio de la oscuridad.
-¿Quiénes son ustedes o que son?-Pregunto Paunov en voz alta.
-¿Hacerle caso hermanito?, créame que lo intente, pero si no hubiera seguido sus juegos durante la tarde, ahora tendría energías para esto, pero claro ¡tan desconsiderado usted que me hace ponerme en situaciones difíciles!-comenzo a decir la niña, pasando por desapercibida la pregunta de Paunov.
-¿yo?, pero si usted era la que quería esa brillante espada, no me culpe.-Respondio el niño sacudiendose el polvo de su ropa.
Paunov se vio envuelto de pronto en una discusión que hizo olvidar de inmediato los días de silencio y sonidos espectrales, hasta llegar al punto de desear aquel silencio fantasmal, suspiro armándose de paciencia y volvió a preguntar en el mismo tono.
-¿Quiénes sois pequeños ladrones?.-Nuevamente su pregunta paso desapercibida.
-Os dije que descansáramos antes de seguir hermana, no me culpe de sus decisiones raras, además que usted era la que comenzó a decir que robáramos la “linda espada que brillaba”.
-Pero a usted no le pareció mala idea… her-ma-ni-to.-La niña entonces se sentó en el suelo con los brazos cruzados, y mirando a paunov dijo- ¿Y usted que mira?, ya que no le robamos puede continuar con su camino nada mas.
Paunov no encontró las palabras indicadas por lo que nada dijo, no sabia si estaba molesto por la situación, lo que era hubiera sido lo mas lógico en una situación como esa, o simplemente estaba confundido por lo que veía, ya que la escena le parecía particularmente graciosa y sin querer esbozo una sonrisa.
-¿le parece gracioso, verdad?-dijo la niña con un tono de enojo.- Pues yo no estoy aquí para divertiros, así que tome sus cosas y siga su camino…
-Niña, primero que nada el que debería estar molesto soy yo, ustedes me tratan de robar y aun no me dicen que es lo que son, además me parece raro que un par de niños estén en un lugar tan sombrío como este.
-Bueno, disculpe a mi hermana, ella no sabe mucho de modales- dijo la criatura con voz de niño, despreocupado pasando por inadvertido el bufido de enojo de su hermana.- Lo otro es que no somos niños, somos solamente adorables.
-Yo soy la adorable hermanito, usted es un niño elfo del bosque bastante molesto a veces…
Paunov al escuchar la palabra “elfos”, quedo en silencio y en profunda meditación, del lugar donde provenía no existían aquellas criaturas llamadas elfos, se decía que habitaban en los reinos del sur y que eran como niños que nunca envejecían, vivían en los bosques y gozaban de una fuerza mágica que los humanos ni otra criatura poseían. La leyenda decía que la diosa de la luna había creado a estos seres pero que habían perdido su divinidad a lo largo de los años, los elfos generalmente poseían hadas como compañeras, pero también en reinos del norte se contaban historias oscuras de elfos que habían liderado grandes batallas y sobre un elfo en particular que había destruido la ciudad de Kurnive, la mitológica ciudad conocida como el reino de las sombras.
El joven avamp, Paunov, esbozo una sonrisa forzada, si bien sabía que todas esas historias eran leyendas, tenia la esperanza que algo de ellas fuera cierto, pero al ver tan extraña escena de dos criaturas peleando en las sombras por cosas sin sentido y sin una pizca de magia, se sintió decepcionado y se dispuso a marchar.
-Bien niños, ahora yo me marcho, y les recomiendo que dejen ese trabajo de ladrones, son pésimos, les iría mucho mejor como bufones.
Paunov camino dejando atrás a los pequeños que discutían, no sabia cuanto tiempo había perdido pero sabia que había sido lo suficiente como para afectarle sus planes, pronto ya amanecería y no sentía que hubiera caminado mucho, tal ves perdería una noche de viaje, si es que su camino se volvía a ver interrumpido.
Camino largas horas a paso rápido entre las raíces frías y húmedas, una neblina surgida de la nada comenzó a invadir el lugar. Paunov entre las espesa neblina, entre medio de las ramas vio una luz tenue, se acerco rápidamente teniendo la leve esperanza que esta ves si fuera alguna casa, acelero el paso hasta casi correr.
-¡Hola nuevamente viajero!-Escucho una voz a su lado que lo hizo detenerse en seco y casi caer al suelo. Giro con su mano en la empuñadura de su espada, desconfiado con lo que pudiera encontrarse a su lado, y grande fue su sorpresa al ver nuevamente aquellos pares de ojos verdes brillantes entre los harapos y túnicas oscuras.
-¡Que insistentes!, ¿es que me están siguiendo para nuevamente intentar robarme?
-No seáis tan arrogante, nadie os seguía, solo seguíamos el camino a casa cuando vimos que te acercabas y nos preguntamos como bajarías aquel acantilado.-Dijo la niña con su ya común tono dulce y oscuro.
-¿Cuál acantilado?
-Ese que esta ahí…-El pequeño elfo apunto entre la neblina en dirección a la tenue luz.
Paunov agudizo la mirada, pero aun no veía lo que los niños mencionaban. Repentinamente la neblina tal como había aparecido comenzó a disiparse, descubriendo que a sus pies, a pocos centímetros, se encontraba un profundo acantilado y muy abajo la espesura del bosque, la neblina se despejo por completo y pudo ver a lo lejos una superficie brillante y mas allá en el horizonte una tenue luz pálida, sus ojos recorrieron el extenso valle que se veía a sus pies, no muy lejos al norte se veía una torre negra con débiles luces a su alrededor, mas lejos aun se veía una luminosidad suave pero extensa la cual pertenecía a un pueblo lejano. El avamp, retrocedió algunos pasos atrás, se dio cuenta de que había estado a punto de caer entre las sombras sin un final agradable, y empalideció.
-Bueno, y decidnos señor avamp, ¿Cómo bajaréis?-Pregunto el niño con un tono el cual no se distinguía la curiosidad de cierta diversión cruel.
Paunov miro al pequeño elfo con el ceño fruncido, sin decir palabra alguna se acerco al borde y examino la situación, miro a ambos lados y se dio cuenta que el rodear el acantilado hasta encontrar una bajada menos pronunciada lo demoraría muchas horas mas, y en una situación en donde contaba con poco tiempo y sin saber bien el camino a seguir, esto no le era conveniente.
-¿Y ustedes por que me siguen?, ¿aun con ganas de robarme?-Pregunto el Avamp al darse cuenta de que no había sentido pasos ni nada parecido mientras caminaba, o cosa alguna que le indicara que otras criaturas le seguían el paso.
-¿Nosotros seguiros?-La niña se rió bajo su capucha- Nosotros, joven extraño, no tenemos la necesidad de seguir a nadie, la verdad es que vamos a nuestra casa hacia el norte, bien podríamos decir que cierto Avamp es quien nos esta siguiendo.
-Me pregunto si alguien tendría interés es seguirlos pequeñas criaturas molestas.-Paunov no se fijo en las miradas burlonas de los niños, fijo su mirada hacia la luz tenue del horizonte.
-Ese es el faro de la torre de plata.-Interrumpió el niño los pensamientos de Paunov.-Mientras la luz de la alta torre ilumine cirek todos estaremos en paz.
-A no ser que se encuentre con una criatura del bosque y os devore.-Interrumpió la pequeña con cierto entusiasmo.
-¿conocen las torres de plata?¿sabéis como llegar?
A paunov le pareció que ambos pares de brillantes ojos verdes se volvieron azules por una fracción de segundo, un miedo lo penetro rápidamente y tal como esta sensacion llego esta se fue, y los niños hablaron en su tono burlón pero algo había cambiado, Paunov sintió que debajo de sus capuchas los niños no sonreían.
-Si las conocemos, todos saben llegar allá, pero no muchos quieren ir, ¿Por qué deseáis saber como llegar?.
-Pequeña niña, mis asuntos no les incumbe, ahora si bien seguían este camino es porque sabían como bajar este acantilado, ayúdenme y yo les daré…
-¿la espada?-Interrumpió la pequeña alegre.
-No, les daré estas hermosas monedas de oro- Al decir esto los niños dieron media vuelta y comenzaron a irse por el bosque susurrando cosas que Paunov no comprendió bien, pero entremedio escucho la palabra “tacaño” un par de veces.
El Avamp los quedo mirando perplejo y se dispuso a gritarles algo, repentinamente un viento frió hizo que sus sentidos se pusieran en estado de alerta, miro en todas direcciones y entre las ramas una criatura halada de gran tamaño voló en dirección a los pequeños, Paunov al ver el peligro corrió hacia ellos rápidamente, los niños seguían caminando tranquilamente sin darse cuenta de lo que se les aproximaba entre la oscuridad.
La criatura escamosa y de alas grandes se lanzo en contra de los pequeños, siguiendo el instinto asesino de las criaturas del bosque oscuro, el Avamp corrió y salto tan rápidamente que cuando la criatura voladora se dio cuenta, la larga espada ya había cortado su cuello. La criatura cayo a pocos centímetros de ambos niños que dieron un pequeño salto, al ver una larga cabeza llena de dientes filosos estrellarse en el suelo cerca de ellos.
-Este no es un buen lugar para que niños anden solos.-Los niños guardaron silencio, mirando aun la cabeza de la criatura- No tengan miedo, miren, ayúdenme a bajar y yo los protegeré hasta el amanecer.
-Sois fuerte, nos habéis salvado…-Dijo la niña y enseguida se abalanzo en los brazos de Paunov.
-Vamos, yo también hubiera podido con una criatura así hermanita.
-Usted le teme a los Urumis hermanito.
Paunov no quiso saber que eran los Urumis y se dio cuenta del mal trato que acababa de realizar, pero se consoló pensando que solo seria un par de horas mas, hasta cuando el sol saliese y él ya no podría viajar más. Mientras los niños seguían en una nueva discusión a todo volumen, se movieron al borde del acantilado.
-Ahora, díganme, ¿Cómo iban a bajar por este lugar?,
-Es fácil-replico la niña- se baja por las escaleras…
-¿Qué has dicho?.
-ahí, detrás de ese árbol hay una escalera de caracol que desciende por dentro de la tierra y llega a una cueva que sale al valle.
Paunov sintiéndose un poco torpe miro un poco mas allá y se encontró con una construcción de bloques de roca sólida, bastante rustico pero se veía un trabajo bien hecho, se adentro al lugar encontrando una gran escalera en espiral, la cual se desprendía de la muralla húmeda y descendía sin fin aparente.
-Una escalera, era todo tan simple…
-Bienvenido a cirek, aquí todos los lugares han sido modificados de cierta manera, se ha embellecido cada lugar y además…
-Esto es un derroche de recursos pequeño, la naturaleza de por si misma es bella, no necesita ser modificada…
-Pues bueno, entonces decidle a la naturaleza que os de escaleras como estas, y si no os gusta entonces esta la opción de saltar por el barranco…
-Tranquilo hermanito, no debe tratar a nuestro ayudante así.
-¿ayudante?... pero si…-Paunov freno sus palabras antes de caer en alguna discusión infantil- Bueno, mi nombre es Paunov, como ya saben soy un Avamp de un reino lejano del norte.
-Yo soy Kayriel, una elfo de aquí, de cirek…
-Y yo soy Danuran, lo mismo que mi hermana.

Paunov sonrió y comenzaron a bajar por las escaleras de caracol.

2 comentarios:

Naomi dijo...

Holaaaaa hijito!!! n.n a Nao le gusto *-* sigalo pronto =3!!! me imagino a los elfitos adorables ToT!!!


Se le kiere n.n

Nao.chan

Pagohi dijo...

Bueno, digamos que no es algo criollo pero la trama no es mala, al menos es magica he interesante, me intriga cual es la mision....