jueves, 27 de diciembre de 2007

Herederos de la Luna, Cap II.

Capitulo II
A través del camino sombrio.

El cielo se cubrió por un leve azul, cada ves mas claro, el bosque silencioso fue invadido por una serie de cantos extraños y amables, algunas cosas oscuras comenzaban a mostrar su belleza al ser tocado por los primeros rayos del sol. Este espectáculo se podía apreciar todas las mañanas en las diferentes regiones de cirek, en donde la gente no se preocupaba de lo que el futuro les esperaba, ni del pasado borrado por las estrellas.
Más esta no era la situación a algunos cientos de kilómetros al norte, en donde tres criaturas no humanas se preparaban para dormir dentro de una húmeda y fría cueva, en una tierra donde la gente veía con desesperanza los rayos del sol que tocaba, sin causar efecto, oscuros bosques y rocas grises. Estas tres criaturas, dos elfos y un Avamp para ser mas exactos, llevaban varios días sin ver alguna de las bellezas que el reino prometía, habían topado en la noche con muchos pueblos pequeños en donde no eran bien recibidos en la espesa oscuridad.
Danuran miraba por la desembocadura los extensos parajes frios mientras su hermana y el avamp conversaban muy dentro de la cueva, pero con tal intensidad que sus voces llegaban claras a los oídos del joven elfo.
-Espero que este día al despertar no los encuentre rodeados de objetos que no sé yo de donde provienen...-Decía Paunov.
-¿que insinúa señor Paunvo, con eso de que "no sé de donde provienen?"- Decía Kayriel indiferente sin tomarle mucha importancia.
-Pues sé que de día se han dedicado a robar, ¿de que otra manera han obtenido todo este dinero?-Dijo Paunov apuntando un pequeño montículo de monedas de plata y oro.
-Pues por si usted no lo sabía existe gente muy afortunada, como yo, que encuentra oro incluso en los árboles más extraños.
-¡Insisto que son los peores ladroncillos que he conocido!
-¿Nosotros?, si somos las criaturas mas honradas que conozco...
-ya lo creo, bueno, ahora déjenme dormir y nos veremos por la noche, dile a tu hermano que esta ves no vamos a necesitar de comida tan... "deliciosa"- el avamp miro unas ardillas quemadas y sucias a un costado.
-¡sois un mal agradecido!- La niña se dio media vuelta y camino hacía la salida de la cueva.
Paunov lentamente se quedo dormido, pensaba en que harían los pequeños ese día, habían ya retrasado bastante su viaje, más demostraban que sabían por donde se dirigían, por lo que no le parecía muy prudente dejarlos abandonado, o lanzarlos por algún río turbulento como deseaba a veces.
Ese día los sueños del avamp estuvieron invadidos por oscuras y gigantes formas negras que cruzaban los cielos y con grandes bocas devoraban todo a su paso, vio que una niebla lo cubría todo y que cinco esferas luminosas aparecían para hacerle frente a estas formas siniestras. Estas luces pronto se apagaron dejando al descubierto cinco seres que acompañados de lamentos fueron devorados, Paunov estaba parado en un frío valle observando, rodeado de gente que lo miraba con tristeza y algunos con enojo, extendió su mano y vio en ella las cinco pequeñas esferas luminosas, una niebla lo cubrió todo y vio que dos seres emergían de la tierra y le reclamaban las luces, mientras que se demoraban y sus restos eran esparcidos en un torbellino de arena.
El avamp despertó asustado, se dio cuenta por la luminosidad de la cueva de que había anochecido, no se escuchaba ruido de los elfos, ni ruido de algo que viviera cerca. Se levanto lentamente con un extraño sentimiento de abandono, salio y contemplo el paraje desolado, espero varios minutos a que alguien apareciera más nada sucedió. Se sintió de pronto traicionado y con enojo tomo sus cosas para seguir su camino.
Cuando ya estaba totalmente listo escucho a lo lejos un canto alegre, las voces eran inconfundibles, eran ambos niños que arrastraban grandes sacos, más grandes que los de noches anteriores.
-¡Señor Paunov, pensábamos que el sueño os duraría un poco más!- Exclamo la niña.
-No estoy aquí para descansar par de criaturas "honradas".
-Aún con eso, ahora mas os vale que disfrutes la comida de hoy, tenéis suerte de que cuentes con nuestras habilidades en la cocina.-dijo Danuran con un tono de cierta molestia.
-ambos tenéis suerte de tenerme a mí, que seria de un par de hombres sin una linda chica como yo- se apresuro en decir Kayriel.
Ambos guardaron silencio, se miraron un momento he hicieron un gesto con sus cabezas, antes de que kayriel digiera algo mas, comenzaron a abrir una bolsa pesada de cuero, de donde salio un exquisito olor a Vopa ahumado (un ave gigante), Paunov tomo un gran trozo del gran ave, la probo un tanto dudoso pero fue encantado con el sabor de la criatura.
-Esto es lo mejor que he probado en meses.
-En estas tierras la gente acostumbra a decir "gracias"- observo Danuran con una voz fría
-¡Oh hermanito!, no molestéis a nuestro invitado, además que el sabrá cuando agradecerme a mi por mis habilidades en la cocina.
-¿a vuestra persona hermana?
-Ya lo creo que lo haya hecho ella, después de la "exquisita" muestra culinaria de los días anteriores.
Danuran solo se mantuvo en silencio, paunov por un segundo pensó que los ojos del elfo de habían tornado azules, se fijo atentamente en los pequeños puntos luminosos bajo las telas, dándose cuenta que estos estaban tan verdes como siempre. El avamp tomo sus cosas una ves llenado su estomago, y se dispuso a marchar.
-Pues bien, ¿cual es el camino a seguir?
-Al sur por el borde de esas montañas, allí podremos encontrar un pequeño pueblo, un poco mas amistoso de los que podemos encontrar por aquí.
-Esta bien, marchemos rápido, esta noche no quiero ninguna interrupción, en lo posible hablen lo menos posible, o mejor, no hablen nada, no quiero nada de juegos peligrosos ni cosas extrañas.
-Esta bien señor Paunov, si sabéis que somos unos niños muy bien educados –dijo Kayriel sin mirar a ningún lado y con un tono de poco convencimiento.
-como sea… marchemos.
Paunov comenzó la caminata, atrás de él venia kayriel moviendo una pequeña vara de madera entre sus dedos, muy atrás, con paso pesado y desganado venia Danuran. Caminaron por un largo par de horas a través de oscuros árboles, el Avamp se percato que el paisaje se le iba haciendo mas agradable, los árboles poseían algunas hojas del color de la tierra y el aire era mas tibio de lo que antes había sentido, incluso podía ver algo de vegetación bajo sus pies. Lo único que no cambiaba era ese silencio sepulcral, ahora con los niños elfos callados podía darse cuenta de lo aterrador que era.
Todo esto lo condujo a recordar su sueño, se le cruzo de pronto por su mente de que podía haber sido alguna profecía, pero él realmente no creía en esas cosas, así que desecho eso de su mente y prosiguió caminando intentando pensar en otras cosas, calculo el tiempo de su viaje, y pensó en su misión, pensó algunas cosas sin importancia, hasta un par de antiguas canciones le pasaron por su cabeza, hasta que nuevamente se concentro en su sueño, ¿y si realmente ese sueño quería decir algo?, no, no podía en realidad significar nada, jamás había soñado algo que estuviera cerca de predecir algo, pero pensó también de que nunca había cargado un objeto extraño en su espalda ¿Qué significaban las esferas luminosas y esos gigantes que se desmoronaban delante de él?
Un repentino ruido, un golpe seco cercano, lo desconcentro totalmente, rápidamente se giro para regañar al par de niños, pero para su sorpresa ellos estaban quietos detrás de él.
-¿Me pueden decir que es lo que ha sido eso?
-os equivocas si pensáis que nosotros hemos hecho algo, alguien camina cerca nuestro.-Dijo Danuran sin darle importancia al asunto.
Paunov forzó la mirada y busco alrededor de él, a lo lejos vio un gran hombre con capucha y un arco en su mano.
-No nos ha visto, sigamos con cautela, no es bueno que alguien nos vea.
El avamp dio media vuelta y siguió su camino ahora con paso silencioso, los avamp eran criaturas extremadamente cautelosa, y esto se expresaba en su forma de caminar, muy ligera, sus cuerpos delgados compuestos en su mayor parte de cartílagos blandos los hacía livianos y flexibles, el problema era que por su piel dura como la roca siempre dejaban huellas muy definidas y fáciles de seguir para cualquier explorador, pero Paunov pensó que aquel hombre solo se trataba de un cazador perdido que había salido a buscar alguna criatura nocturna.
Al poco andar una flecha cruzo cerca de su oreja, Paunov no se detuvo para examinar el lugar, antes de gritarle a los pequeños que corrieran estos ya se encontraban muchos metros mas adelante saltando de rama en rama.
-¡señor Paunov, mas vale que corráis o si no esa gente os capturara!-grito Kayriel mientras se alejaba.
Paunov comenzó a correr sin preocuparse de ser cauteloso, sólo se preocupaba de las flechas que pasaban por su lado, en un instante se giro para mirar a quienes venían tras él, dándose cuenta que se trataba de un pequeño grupo de hombres bien armados, muy diferente a lo que Paunov pensaba que era.
-¡Estos no son Risendanos, son simple hombres!
-¡¿Qué son los Risendanos?!- le pregunto Danuran a Paunov desde una corta distancia.
-¡Eso no importa!... ¿Por qué nos disparan?, ¡hasta la gente de este lugar es desagradable!-Se quejo Paunov, mientras esquivaba unas ramas y flechas al mismo tiempo.
-¡Oh señor Paunov!, cualquier persona a que le hayan robado su comida estaría así de furioso, más aun si les arruinan una boda.
-¿Qué boda y que comi…?- Paunov recordó entonces el rico Vopa que había comido horas antes- ¡son los peores seres que conozco!
-¡No pensabais eso cuando os comías el Vopa de “mi hermanita”!
Paunov iba a reclamar pero de pronto se volvió todo oscuro, sintió como si el suelo hubiese desparecido y muchas ramas lo golpearon, no lo entendió hasta que su cuerpo completo golpeo un frió y húmedo piso, había caído en una cueva.
Se levanto lentamente escudriñando el lugar, sobre él se veía una negro agujero con muchas ramas quebradas alrededor de él, no podía distinguir la entrada del agujero por lo que dedujo que media un buen largo. En las murallas brillaban cientos de piedras verdes, muy pequeñas, la imagen que se formaba en los ojos del avamp era hermosa, una ves que sus ojos se acostumbraron a tan profunda oscuridad, pudo fijarse en que no solo las murallas tenían piedras brillantes, el piso también poseía una extraña belleza natural, cientos de piedras menos brillantes color blanco, unas enredaderas gruesas cubrían el techo. No paso mucho tiempo antes de que Paunov se diera cuenta de que la cueva en que estaba no era natural, si no que alguien la había hecho con algún motivo en especial, y que las piedras podrían marcar cierto camino a algún lugar.
Sintió un fuerte golpe en la cabeza que lo hizo caer, algo rodó a un lado, se levanto y un segundo golpe lo regreso al suelo, sintió un leve peso sobre él.
-Bonito lugar que habéis encontrado- dijo Danuran poniéndose de pie.
-¿Esas piedras tendrán algún valor?-pregunto kayriel que estaba sentada sobre Paunov.
-Ni siquiera cayéndome por un agujero entre el bosque puedo deshacerme de ustedes, ¿verdad?.
-No nos culpéis, nosotros pensábamos que os habían capturado y volvimos a ver si habíais dejado tirada vuestra espada- dijo Danuran palpando las piedras color verde.
Paunov se levanto dejando caer a kayriel a un lado, no se percato del quejido de la elfo, y se paro en medio de la cueva mirando a ambos lados.
-Creo que no podremos volver por ese agujero, lo mejor seria buscar alguna otra salida, se cuenta que los elfos ven en la oscuridad mejor que los Avamp, espero no decepcionarme en este punto también.
Paunov se ordeno un poco y siguió camino a lo que él pensaba que seria el sur, no estaba seguro de que aquel túnel lo llevaría a alguna salida, pero había algo que llamaba fuertemente su curiosidad, mas que algo físico, un presentimiento lo abordaba en todo su ser.
Caminaron algunas horas, no sabían si había amanecido o no en el exterior, tampoco sabían a que lugar el túnel los llevaba, ni tampoco si el túnel los llevara a algún lugar especifico. A paunov comenzó a invadirlo una tormenta de dudas acerca del lugar, el túnel no había variado en forma ni color, seguía siendo igual desde que había llegado hasta ese momento.
-Oigan, par de criaturas, ¿Sabían algo acerca de estos túneles?
-En Cirek, en especial en la región norte, la gente solía construir túneles, para viajar en invierno de una ciudad a otra, construyeron tantos como pudieron, así que en realidad no sabemos con certeza donde nos llevara este o si es que su salida aun esta habilitada, puede que se trate de un túnel en desuso con sus salidas selladas.
-No eres muy alentador Danuran.
-Solo os respondo lo que preguntáis, señor Paunov.
Caminaron por algunas horas mas sin ninguna variable, kayriel y Danuran ya comenzaban a aburrirse y habían inventado un juego de palabras el cual nunca Paunov comprendió, lo único de lo que pudo darse cuenta de que hablaban en una dulce y suave lengua, lo primero realmente agradable que notaba en el par. El juego partió bien, pero luego ya comenzaba a aburrir nuevamente, y las palabras dulces terminaron en discusiones en el idioma común. Al rato los ecos de gritos, sobre si las piedras del techo eran azules o celestes, invadió el lugar.
Paunov ya irritado se volvió para gritarles:
-¡Esas piedras son blancas!, ¿Cómo no pueden darse cuenta?, ¿Es que acaso no las ven brillar?
-¡A vuestra persona no le hemos pedido opinión!-Se defendió Kayriel.
Danuran preparaba su fundamento, lleno de filosas palabras hacia Paunov, pero antes de abrir la boca escucho y sintió algo muy a lo lejos, sigilosamente se movió alejándose de la discusión que se había abierto.
Un lamento suave, un murmullo dulce, invadía los oídos cubiertos del joven elfo. Más allá vio una luz que se desvanecía suavemente dejando un pequeño bulto en el suelo. Danuran camino tranquilamente y no tardo en darse cuenta de que por la maraña de pelos, y forma de su cuerpo se trataba de una chica aunque no le podía observar su cara.
El elfo se le acerco para tocarla con la punta de sus dedos, nada podía asegurar de que se tratase de alguien, o de alguna ilusión que lo llevaría a alguna trampa. Se tranquilizo al darse cuenta que era de carne y hueso, o algo parecido, suavemente le retiro el pelo de su cara y se dio cuenta que la chica lo miraba aterrorizada, y sus labios trataban de decir algo.
-Tranquila, tranquila, no os haré daño… a no ser que tú me queráis hacer daño, lo cual no os conviene…
La chica no dijo nada y se lanzo a los brazos del elfo, Danuran sintió algo extraño, el cuerpo de la chica estaba muy frió, y temblaba suavemente. Luego la chica se lanzo atrás notablemente asustada y se acurruco en un rincón.
-¿Qué… Eres? -Pregunto la chica con dificultad.
-En realidad soy algo difícil de describir… pero no es muy cortes de vuestra parte esa pregunta, generalmente se pregunta “Quien sois”.
-¿Qué hace alguien como tu en un lugar tan frío?
La chica guardo silencio y se puso a llorar, a Danuran se le paso la idea de devolverse y dejarla ahí pero algo en la mirada de la chica lo había cautivado, podía llevar mucho dinero o pertenecer a una familia millonaria que estuviera ofreciendo recompensa, ambas posibilidades lo obligaban a quedarse al lado de la chica.
-¿De donde vienes?, ¿Cuál es vuestro Nombre?, ¿sois humana o algo similar?
-Sólo recuerdo una luz que venia sobre mi, recuerdo gritos, alguien corría a mi lado, luego recuerdo la oscuridad, no recuerdo más, no recuerdo quien soy, no recuerdo nada en realidad…-La chica nuevamente se hecho a llorar.
A Danuran ya se le había ido el encanto de la sonrisa de la chica, y se disponía a dejarla ahí y volver en busca de kayriel y Paunov, pero la realidad era que el joven elfo le llamaba la atención la historia que la chica había olvidado.
-Pues yo pienso que de la forma en que te comportas, sois una especie de criatura subterránea, una niña monstruo tal vez.
-¡No soy una niña monstruo, me ofende!, mi nombre es, o así creo que me llamaban, ...Selene.

sábado, 18 de noviembre de 2006

Herederos de la luna, Cap I.

Herederos de la luna
Cap I.
Criaturas de la noche.
(versión no revisada).

El sol se ocultaba bajo el cielo gris, la nieve blanca lentamente cambiada de colores, recorriendo tonalidades azules y moradas, anunciando la pronta oscuridad que invadiría la fría roca. El silencio tétrico helaba el cuerpo de los que recorrían, con cierto respeto, los altos y densos árboles sin vida. El tiempo nocturno parecía pasar mas lentamente que el del día, por lo que nadie se atrevía a recorrer caminos desolados después del atardecer, excepto aquellas criaturas nocturnas, que podían recorrer distancias mas cómodamente bajo la luna, y de vez en cuando asechar a alguna criatura indefensa.
Paunov era una de estas criaturas, un Avamp, de forma similar a un humano pero de cuerpos mas livianos y alta estatura, que por un destino cruel y una maldición antigua podían recorrer grandes tramos solamente de noche, antes del amanecer, ya que los primeros rayos del sol podían convertir su gruesa piel rápidamente en cenizas, por lo que calculaba muy bien los tiempos para caminar y buscar un escondite bajo tierra antes de que los primeros rayos del sol se asomaran tras las montañas.
Los viajes de esta criatura habían sido en solitario desde hacia años, Paunov se había separado de lo que el llamaba familia hace un largo tiempo atrás, pero semanas antes, cuando aun no cruzaba la cordillera de Silkin, solía toparse con una que otra criatura con diferentes intenciones, ahora estando en cirek, la ruta nocturna era desagradable y parecía que las únicas criaturas eran espectros que susurraban un sufrimiento eterno.
El joven Avamp camino largas horas, hasta que al fin escucho ruido de un pueblo cercano. Curioso, sin entender como no lo había visto desde la lejanía, se acerco en búsqueda de algún indicio de civilización, alguien que le dijera exactamente donde estaba.
Camino un buen tramo pero el ruido no subía ni bajaba su intensidad, pensó por un momento que estaba dando círculos sobre el lugar pero su brújula no podía estar equivocada. Abrumado por el sentimiento de decepción, decidió sentarse y comer algo que le despejara su mente, se saco su bolso y su sombrero de viajero, un sobrero ancho y redondeado, color negro, se hecho al suelo intentando ver las estrellas, se sintió frustrado al ver que la el cielo estaba nublado, se saco su larga espada de plata del cinturón y se acomodo entre las raíces de un árbol.
No supo en que momento ni como se durmió intentando despejar su mente, se despertó asustado con la idea de que de pronto hubiera amanecido y los rayos del sol hubieran comenzado a tocar rápidamente la tierra que lo rodeaba, pero se tranquilizo al darse cuenta que aun la oscuridad invadía el lugar, dio un suspiro y extendió su mano hacia su espada y su bolso para continuar el viaje al sur. Sus manos no encontraron su espada ni tampoco su bolso, como por reflejo se puso de pie y miro alrededor, no había huellas ni tampoco alguna señal de la criatura que le había robado.
Cerro sus ojos, por un breve momento, sonrió y salto hacia arriba girando en si mismo, en un rápido acto tomo dos suaves cuellos y los lanzo al suelo, al mismo tiempo que caían su bolso y espada.
-¡os dije que era una mala idea!- dijo una pequeña criatura, tratando de zafarse, envuelta en mantas y harapos negros, con una voz suave y dulce de niña pero que a la vez hacia sentir un miedo incomprensible en la mente de Paunov.
-bueno… si tan solo me hubierais hecho caso hermanita.-Dijo una segunda criatura con un tono de niño despreocupado, al mismo tiempo que se safaba de las manos del Avamp, y caia al suelo. Paunov observo que esta segunda criatura al igual que la primera vestía túnicas y telas harapientas, que le cubrían todo el cuerpo a excepción de dos ojos pequeños que brillaban en medio de la oscuridad.
-¿Quiénes son ustedes o que son?-Pregunto Paunov en voz alta.
-¿Hacerle caso hermanito?, créame que lo intente, pero si no hubiera seguido sus juegos durante la tarde, ahora tendría energías para esto, pero claro ¡tan desconsiderado usted que me hace ponerme en situaciones difíciles!-comenzo a decir la niña, pasando por desapercibida la pregunta de Paunov.
-¿yo?, pero si usted era la que quería esa brillante espada, no me culpe.-Respondio el niño sacudiendose el polvo de su ropa.
Paunov se vio envuelto de pronto en una discusión que hizo olvidar de inmediato los días de silencio y sonidos espectrales, hasta llegar al punto de desear aquel silencio fantasmal, suspiro armándose de paciencia y volvió a preguntar en el mismo tono.
-¿Quiénes sois pequeños ladrones?.-Nuevamente su pregunta paso desapercibida.
-Os dije que descansáramos antes de seguir hermana, no me culpe de sus decisiones raras, además que usted era la que comenzó a decir que robáramos la “linda espada que brillaba”.
-Pero a usted no le pareció mala idea… her-ma-ni-to.-La niña entonces se sentó en el suelo con los brazos cruzados, y mirando a paunov dijo- ¿Y usted que mira?, ya que no le robamos puede continuar con su camino nada mas.
Paunov no encontró las palabras indicadas por lo que nada dijo, no sabia si estaba molesto por la situación, lo que era hubiera sido lo mas lógico en una situación como esa, o simplemente estaba confundido por lo que veía, ya que la escena le parecía particularmente graciosa y sin querer esbozo una sonrisa.
-¿le parece gracioso, verdad?-dijo la niña con un tono de enojo.- Pues yo no estoy aquí para divertiros, así que tome sus cosas y siga su camino…
-Niña, primero que nada el que debería estar molesto soy yo, ustedes me tratan de robar y aun no me dicen que es lo que son, además me parece raro que un par de niños estén en un lugar tan sombrío como este.
-Bueno, disculpe a mi hermana, ella no sabe mucho de modales- dijo la criatura con voz de niño, despreocupado pasando por inadvertido el bufido de enojo de su hermana.- Lo otro es que no somos niños, somos solamente adorables.
-Yo soy la adorable hermanito, usted es un niño elfo del bosque bastante molesto a veces…
Paunov al escuchar la palabra “elfos”, quedo en silencio y en profunda meditación, del lugar donde provenía no existían aquellas criaturas llamadas elfos, se decía que habitaban en los reinos del sur y que eran como niños que nunca envejecían, vivían en los bosques y gozaban de una fuerza mágica que los humanos ni otra criatura poseían. La leyenda decía que la diosa de la luna había creado a estos seres pero que habían perdido su divinidad a lo largo de los años, los elfos generalmente poseían hadas como compañeras, pero también en reinos del norte se contaban historias oscuras de elfos que habían liderado grandes batallas y sobre un elfo en particular que había destruido la ciudad de Kurnive, la mitológica ciudad conocida como el reino de las sombras.
El joven avamp, Paunov, esbozo una sonrisa forzada, si bien sabía que todas esas historias eran leyendas, tenia la esperanza que algo de ellas fuera cierto, pero al ver tan extraña escena de dos criaturas peleando en las sombras por cosas sin sentido y sin una pizca de magia, se sintió decepcionado y se dispuso a marchar.
-Bien niños, ahora yo me marcho, y les recomiendo que dejen ese trabajo de ladrones, son pésimos, les iría mucho mejor como bufones.
Paunov camino dejando atrás a los pequeños que discutían, no sabia cuanto tiempo había perdido pero sabia que había sido lo suficiente como para afectarle sus planes, pronto ya amanecería y no sentía que hubiera caminado mucho, tal ves perdería una noche de viaje, si es que su camino se volvía a ver interrumpido.
Camino largas horas a paso rápido entre las raíces frías y húmedas, una neblina surgida de la nada comenzó a invadir el lugar. Paunov entre las espesa neblina, entre medio de las ramas vio una luz tenue, se acerco rápidamente teniendo la leve esperanza que esta ves si fuera alguna casa, acelero el paso hasta casi correr.
-¡Hola nuevamente viajero!-Escucho una voz a su lado que lo hizo detenerse en seco y casi caer al suelo. Giro con su mano en la empuñadura de su espada, desconfiado con lo que pudiera encontrarse a su lado, y grande fue su sorpresa al ver nuevamente aquellos pares de ojos verdes brillantes entre los harapos y túnicas oscuras.
-¡Que insistentes!, ¿es que me están siguiendo para nuevamente intentar robarme?
-No seáis tan arrogante, nadie os seguía, solo seguíamos el camino a casa cuando vimos que te acercabas y nos preguntamos como bajarías aquel acantilado.-Dijo la niña con su ya común tono dulce y oscuro.
-¿Cuál acantilado?
-Ese que esta ahí…-El pequeño elfo apunto entre la neblina en dirección a la tenue luz.
Paunov agudizo la mirada, pero aun no veía lo que los niños mencionaban. Repentinamente la neblina tal como había aparecido comenzó a disiparse, descubriendo que a sus pies, a pocos centímetros, se encontraba un profundo acantilado y muy abajo la espesura del bosque, la neblina se despejo por completo y pudo ver a lo lejos una superficie brillante y mas allá en el horizonte una tenue luz pálida, sus ojos recorrieron el extenso valle que se veía a sus pies, no muy lejos al norte se veía una torre negra con débiles luces a su alrededor, mas lejos aun se veía una luminosidad suave pero extensa la cual pertenecía a un pueblo lejano. El avamp, retrocedió algunos pasos atrás, se dio cuenta de que había estado a punto de caer entre las sombras sin un final agradable, y empalideció.
-Bueno, y decidnos señor avamp, ¿Cómo bajaréis?-Pregunto el niño con un tono el cual no se distinguía la curiosidad de cierta diversión cruel.
Paunov miro al pequeño elfo con el ceño fruncido, sin decir palabra alguna se acerco al borde y examino la situación, miro a ambos lados y se dio cuenta que el rodear el acantilado hasta encontrar una bajada menos pronunciada lo demoraría muchas horas mas, y en una situación en donde contaba con poco tiempo y sin saber bien el camino a seguir, esto no le era conveniente.
-¿Y ustedes por que me siguen?, ¿aun con ganas de robarme?-Pregunto el Avamp al darse cuenta de que no había sentido pasos ni nada parecido mientras caminaba, o cosa alguna que le indicara que otras criaturas le seguían el paso.
-¿Nosotros seguiros?-La niña se rió bajo su capucha- Nosotros, joven extraño, no tenemos la necesidad de seguir a nadie, la verdad es que vamos a nuestra casa hacia el norte, bien podríamos decir que cierto Avamp es quien nos esta siguiendo.
-Me pregunto si alguien tendría interés es seguirlos pequeñas criaturas molestas.-Paunov no se fijo en las miradas burlonas de los niños, fijo su mirada hacia la luz tenue del horizonte.
-Ese es el faro de la torre de plata.-Interrumpió el niño los pensamientos de Paunov.-Mientras la luz de la alta torre ilumine cirek todos estaremos en paz.
-A no ser que se encuentre con una criatura del bosque y os devore.-Interrumpió la pequeña con cierto entusiasmo.
-¿conocen las torres de plata?¿sabéis como llegar?
A paunov le pareció que ambos pares de brillantes ojos verdes se volvieron azules por una fracción de segundo, un miedo lo penetro rápidamente y tal como esta sensacion llego esta se fue, y los niños hablaron en su tono burlón pero algo había cambiado, Paunov sintió que debajo de sus capuchas los niños no sonreían.
-Si las conocemos, todos saben llegar allá, pero no muchos quieren ir, ¿Por qué deseáis saber como llegar?.
-Pequeña niña, mis asuntos no les incumbe, ahora si bien seguían este camino es porque sabían como bajar este acantilado, ayúdenme y yo les daré…
-¿la espada?-Interrumpió la pequeña alegre.
-No, les daré estas hermosas monedas de oro- Al decir esto los niños dieron media vuelta y comenzaron a irse por el bosque susurrando cosas que Paunov no comprendió bien, pero entremedio escucho la palabra “tacaño” un par de veces.
El Avamp los quedo mirando perplejo y se dispuso a gritarles algo, repentinamente un viento frió hizo que sus sentidos se pusieran en estado de alerta, miro en todas direcciones y entre las ramas una criatura halada de gran tamaño voló en dirección a los pequeños, Paunov al ver el peligro corrió hacia ellos rápidamente, los niños seguían caminando tranquilamente sin darse cuenta de lo que se les aproximaba entre la oscuridad.
La criatura escamosa y de alas grandes se lanzo en contra de los pequeños, siguiendo el instinto asesino de las criaturas del bosque oscuro, el Avamp corrió y salto tan rápidamente que cuando la criatura voladora se dio cuenta, la larga espada ya había cortado su cuello. La criatura cayo a pocos centímetros de ambos niños que dieron un pequeño salto, al ver una larga cabeza llena de dientes filosos estrellarse en el suelo cerca de ellos.
-Este no es un buen lugar para que niños anden solos.-Los niños guardaron silencio, mirando aun la cabeza de la criatura- No tengan miedo, miren, ayúdenme a bajar y yo los protegeré hasta el amanecer.
-Sois fuerte, nos habéis salvado…-Dijo la niña y enseguida se abalanzo en los brazos de Paunov.
-Vamos, yo también hubiera podido con una criatura así hermanita.
-Usted le teme a los Urumis hermanito.
Paunov no quiso saber que eran los Urumis y se dio cuenta del mal trato que acababa de realizar, pero se consoló pensando que solo seria un par de horas mas, hasta cuando el sol saliese y él ya no podría viajar más. Mientras los niños seguían en una nueva discusión a todo volumen, se movieron al borde del acantilado.
-Ahora, díganme, ¿Cómo iban a bajar por este lugar?,
-Es fácil-replico la niña- se baja por las escaleras…
-¿Qué has dicho?.
-ahí, detrás de ese árbol hay una escalera de caracol que desciende por dentro de la tierra y llega a una cueva que sale al valle.
Paunov sintiéndose un poco torpe miro un poco mas allá y se encontró con una construcción de bloques de roca sólida, bastante rustico pero se veía un trabajo bien hecho, se adentro al lugar encontrando una gran escalera en espiral, la cual se desprendía de la muralla húmeda y descendía sin fin aparente.
-Una escalera, era todo tan simple…
-Bienvenido a cirek, aquí todos los lugares han sido modificados de cierta manera, se ha embellecido cada lugar y además…
-Esto es un derroche de recursos pequeño, la naturaleza de por si misma es bella, no necesita ser modificada…
-Pues bueno, entonces decidle a la naturaleza que os de escaleras como estas, y si no os gusta entonces esta la opción de saltar por el barranco…
-Tranquilo hermanito, no debe tratar a nuestro ayudante así.
-¿ayudante?... pero si…-Paunov freno sus palabras antes de caer en alguna discusión infantil- Bueno, mi nombre es Paunov, como ya saben soy un Avamp de un reino lejano del norte.
-Yo soy Kayriel, una elfo de aquí, de cirek…
-Y yo soy Danuran, lo mismo que mi hermana.

Paunov sonrió y comenzaron a bajar por las escaleras de caracol.

Acerca de Cirek

Hace ya algunos años, bastante tiempo atrás si comienzo a analizar, existía una comunidad llamada cirek en donde se creo una exquisita historia sin un principio ni un final, algo paso en este mundo, la gente creció y dejo de soñar con hadas y elfos, se sumió en las sombras del mundo real. Si bien las criaturas, personas, que vivieron estas experiencias recuerdan con cierto aprecio las historias contadas y las relaciones formadas entre sus integrantes.
Después de un año de que hiciera mi ultima historia en cirek vuelvo a este mundo mágico, esta ves creando una historia en recuerdo de todos los que estuvimos ahí, es ahora que me aventuro a hacer una síntesis de cinco años de aventuras en cortos mini capítulos manteniendo lo esencial de cada personaje, y entonces he aquí mi cuento creado en base a la imaginación de un grupo de niños…

Darek Nailed Ilendar